#SantJordiconfinat Lluís B. Vila ens recomana:

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#SantJordiconfinat Lluís B. Vila ens recomana:
📖 Bartleby el escribiente
✍️ Herman Melville

En el apuro y en la justificada expectativa de una obediencia inmediata, yo estaba en el escritorio con la cabeza inclinada sobre el original y con la copia en la mano derecha algo nerviosamente extendida de modo que, al surgir de su retiro, Bartleby pudiera tomarla y seguir el trabajo sin dilaciones
En esta actitud estaba cuando le dije lo que debía hacer, esto es, examinar un breve escrito conmigo. Imaginen mi sorpresa, mi consternación, cuando sin moverse de su ángulo, Bartleby, con una voz suave y firme, replicó:
-Preferiría no hacerlo.
Me quedé un rato en silencio perfecto ordenando mis atónitas facultades. Primero, se me ocurrió que mis oídos me engañaban o que Bartleby no había entendido mis palabras. Repetí la orden con la mayor claridad posible; pero con claridad se repitió la respuesta:
-Preferiría no hacerlo.
-Preferiría no hacerlo –repetí como un eco, poniéndome en pie, excitadísimo y cruzando el cuarto a grandes pasos-. ¿Qué quiere decir con eso? ¿Está loco? Necesito que me ayude a confrontar esta página; tómela –y se la alcancé.
-Preferiría no hacerlo –dijo.


#SantJordiconfinat Núria Mondaray ens recomana:

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#SantJordiconfinat Núria Mondaray ens recomana:
📖 Tota una vida per recordar
✍️ Núria Pradas

La Sophie Simmons, amb només setze anys, deixa la seva família a Nova York l’any 1932 per anar a Los Angeles en plena depressió perseguint el seu gran somni: treballar com a animadora de dibuixos a Disney Studios. Aviat descobrirà, però, que no és un món per a dones.

#SantJordiconfinat "Gibet" ens recomana:

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#SantJordiconfinat "Gibet" ens recomana:
📖 El Amor en Tiempos de Cólera
✍️ Gabriel García Márquez


-Capitán, el niño está preocupado y muy incómodo debido a la cuarentena que el puerto nos impuso.
-¿Qué te preocupa, muchacho? ¿No tienes suficiente comida? ¿No duermes lo suficiente?
-No es eso, Capitán. No puedo soportar no poder desembarcar y abrazar a mi familia.
-Y si te dejan salir del barco y se contaminan, ¿cargarías con la culpa de infectar a alguien que no puede soportar la enfermedad?
-Nunca me lo perdonaría, pero para mí inventaron esta plaga.
-Puede ser, pero ¿y si no fue inventado?
-Entiendo lo que quiere decir, pero me siento privado de mi libertad, Capitán, me privaron de algo.
-Y tú te privas aún más de algo.
-¿Está jugando conmigo?
-De alguna forma. Si te privas de algo sin responder adecuadamente, habrás perdido.
-¿Entonces quieres decir, como dices, que si me quitan algo, para ganar debo privarme de otra cosa?
-Exactamente, yo hice cuarentena hace 7 años atrás
-¿Y de qué te tuviste que privar?
-Tuve que esperar más de 20 días en el barco. Había meses en que ansiaba llegar al puerto y disfrutar de la primavera en tierra. Hubo una epidemia. En Porto Abril, se nos prohibió bajar. Los primeros días fueron duros. Me sentí como tú. Pronto comencé a enfrentar esas imposiciones usando la lógica. Sabía que después de 21 días de este comportamiento se crea un hábito, y en lugar de quejarme y crear hábitos desastrosos, comencé a comportarme de manera diferente a los demás. Empecé con la comida. Me propuse comer la mitad de lo habitual. Luego comencé a seleccionar los alimentos más digeribles, para no sobrecargar el cuerpo. Comencé a nutrirme con alimentos que, por tradición histórica, habían mantenido al hombre sano. El siguiente paso fue agregar a esto una purificación de pensamientos no saludables y tener pensamientos cada vez más elevados y nobles. Me propuse leer al menos una página cada día de una discusión que no conocía. Me puse a hacer ejercicios en el puente del barco. Un viejo hindú me había dicho hace años que el cuerpo mejoraba al retener la respiración. Me puse a respirar profundamente cada mañana. Creo que mis pulmones nunca habían alcanzado tal capacidad y fuerza. La tarde fe la hora de la oración, el momento de agradecer a una entidad por no haberme dado, como destino, privaciones graves durante toda mi vida. El hindú también me había aconsejado que tuviera la costumbre de imaginar que la luz entraba en mí y me hacía más fuerte. También podría funcionar para los seres queridos que estaban lejos, por lo que también integré esta práctica en mi rutina diaria en el barco. En lugar de pensar en todo lo que no podía hacer, estaba pensando en lo que haría una vez que llegara a tierra firme. Visualizando las escenas de cada día, las vivia intensamente y disfrutaba de la espera. Todo lo que podemos obtener en seguida, rápido, no es interesante. Esperar sirve para sublimar el deseo y hacerlo más poderoso. Me privé de comidas ricas, botellas de ron y otras delicias. Me habían privado de jugar a las cartas, de dormir mucho, de practicar el ocio, de pensar solamente en lo que me estaban privando.
-¿Cómo terminó, Capitán?
-Adquirí todos esos nuevos hábitos. Me dejaron bajar del bote mucho más tarde de lo esperado.
-¿Te privó de la primavera, entonces?
-Sí, ese año me privaron de la primavera y muchas otras cosas, pero aún así florecí, llevé la primavera dentro de mí y nadie me la puede quitar.


#SantJordiconfinat Martha Najera ens recomana:

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#SantJordiconfinat Martha Najera ens recomana:
📖 De nom, Emili
✍️ Isabel-Clara Simó

Quan jo tenía deu anys, un fet va trasbalsar la nueva vida: la mort dels meus pares. El món em va caure al damunt, fins que vaig conèixer els meus nous pares.
Ara tot és diferent: visc en una nova casa, amb una nova família i vaig a una escola on tinc nous amics, i fins I tot un enemic....

#SantJordiconfinat Sirjan Kaur ens recomana:

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#SantJordiconfinat Sirjan Kaur ens recomana:
📖 Combray (Pel cantó d’en Swann, I)
✍️ Marcel Proust
(Traducció de Josep M. Pinto)


«Durant molt temps me’n vaig anar a dormir d’hora. De vegades, tot just apagada l’espelma, els ulls se’m tancaven tan depressa que no tenia temps de dir-me: “M’estic adormint”. I, mitja hora més tard, em desevetllava la pensada que ja era hora de buscar el son; volia desar el llibre que creia tenir entre les mans i bufar el llum; mentre dormia no havia deixat de reflexionar sobre el que acabava de llegir, però aquestes reflexions havien agafat un tomb una mica particular; em semblava que jo mateix era allò de què parlava l’obra: una església, un quartet, la rivalitat entre Francesc I i Carles V. Aquesta creença sobrevivia uns segons al meu despertar; no sorprenia la meva raó, però pesava com escates sobre els meus ulls i els impedia adonar-se que el llum ja no era encès. Tot seguit (…)»

#SantJordiconfinat Marissa ens recomana:

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#SantJordiconfinat Marissa ens recomana:
📖 L'amor i la lectura
✍️ Sílvia Tarragó

Quan va sortir al carrer, l’Anna va veure que ja hi havia diverses parades de roses instal·lades al llarg de la via. Al barri es respirava un ambient plàcid, de calma i oci, però no era el típic d’un diumenge. S’ensumava una certa inquietud continguda en el trànsit dels vehicles, en el pas de vianants i en les remors que arribaven des dels edificis.
En el ritme mandrós d’aquell matí, s’intuïa l’acceleració gradual que vindria després, quan les parades de llibres i roses omplissin la ciutat i encaressin el dia per proclamar-lo, per omplir-lo de la seva identitat única, joiosa i bigarrada, i rebre el bullici de les multituds.
Aquell seria el primer any que l’Anna viuria la diada des de l’altra banda. Per primera vegada a la seva vida, no formaria part de la gentada, sinó que veuria desfilar i desplegar la seva estela d’alegre entusiasme des de darrere el taulell.

#SantJordiconfinat Marisol Pajuelo ens recomana:

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#SantJordiconfinat Marisol Pajuelo ens recomana:
📖 Calella, flash-back
✍️ Francesc Grau i Viader


“… Les dones de Pequín ajudaven a les tasques de la pesca “remendant” les malles que algun dofí havia mal més.
Assegudes a la sorra, amb una agulla de fusta botida de fil, anaven adobant amb destresa els desperfectes de la xarxa estesa al llarg de la platja com un camí pel qual la mainada es complaïa a passar sense mirament i hi causava més dany que una mola de roasses. Si faltaven braços també s’agafaven a la corda i ajudaven a tirar l’art. Contribuïen a l’economia domèstica recorrent els carrers amb les balances i la panera plena de peix acabat de pescar, lluent, fresquíssim, i no tornaven a casa fins que no l’havien venut. Anunciaven la mercaderia a crits, amb aquell espinguet tan propi de les peixateres…”